Nefertiti y el engaño virtual

Os quiero contar una historia que seguro que muchos habéis oído pero de una forma que, desde luego, la mayoría no conoce y que seguramente os haga replantearos de una u otra forma lo que opináis sobre ella. A finales de 2015, en un momento en el que las nuevas técnicas de virtualización 3D estaban empezando a llegar al clímax en el que se encuentran hoy en día, una noticia asaltó todos los medios de comunicación: Nefertiti había sido hackeada/liberada.

Hablamos del famoso busto egipcio de la reina Nefertiti, custodiado en el Neues Museum de Berlín y cuya autenticidad, en parte debatida, no entraremos a discutir ahora.

nefertiti neues museum

Es de sobra conocido que muchas instituciones culturales y museos todavía son reacios a admitir la necesidad de compartir de forma virtual la posibilidad de visualizar sus colecciones en 3D. Por supuesto, cada vez son más los que abandonan esta postura y abogan por colocar sus colecciones virtuales a disposición de todos, mejorando a su vez la documentación de sus fondos y las posibilidades de estudio de las piezas: puedes ver algunos ejemplos aquí.

El Neues Museum se caracteriza por su amplia protección en cuanto a Nefertiti, a la que está prohibido fotografiar, lo que alimenta, en parte, un provechoso negocio de venta de réplicas en la tienda del museo. Así, a finales de 2015 todos nos enteramos de cómo dos “hackers culturales” habían liberado virtualmente a Nefertiti, poniendo a disposición de todo el mundo el modelo 3D de la pieza con una calidad de detalle geométrico realmente sobrecogedora.

En un primer momento, la mayoría de los titulares de importantes medios de comunicación -incluyendo el New York Times-, se dirigieron a este hecho como la heroica liberación de la pieza e incluso su restitución, aunque fuera virtual, a Egipto. También se reveló la metodología empleada por los autores: un abrigo al más puro estilo de los espías del cine de Hollywood y un escáner 3D casero de tipo Kinect escondido dentro de él.

¡Y todos nos lo creímos! Yo mismo debo reconocer la admiración que sentí por Jan Nikolai Nelles y Nora Al-Badri, autores de “The other Nefertiti”, por haber conseguido un modelo 3D tan espectacular con elementos tan rudimentarios y en unas condiciones de iluminación tan inadecuadas. Tal vez demasiado. Recuerdo que durante las siguientes semanas no dejé de plantearme una y otra vez cómo había sido posible, ¿o es que acaso no lo era?

Y es que el tiempo pone a todos en su sitio y este caso no era una excepción. Como es lógico, Ockham no se equivocaba, la explicación más sencilla suele ser la más probable y en este caso lo más probable era que aquel escaneo clandestino no hubiera sido hecho en las condiciones antes descritas.

A comienzos de 2016, un entusiasta del escaneo y la impresión 3D, Cosmo Wenman, propuso en su web estas mismas dudas, haciendo que mucha gente comenzara a sospechar que todo aquello no había sido más que un montaje. La realidad dio un golpe de efecto cuando se supo que en el año 2008 una empresa alemana -TrigonArt- había realizado, por encargo del propio museo, un escaneo de alta resolución de la pieza. Este escaneo, que puede verse anunciado en su página web, nunca fue publicado, una forma de actuar demasiado común en los museos, que documentan pero no muestran sus piezas virtuales.

nefertiti comparacion

Para colmo, una exhaustiva comparación del modelo «hackeado» y de las capturas del modelo «oficial» revelaron que ambos objetos 3D eran el mismo. La conclusión a la que se llegó entonces fue que, o bien se había hecho otro escaneo a una pieza replicada a partir del archivo original o, más probablemente, alguien había robado el modelo 3D de TrigonArt. El quién y el cómo son detalles más complejos que seguramente no lleguemos a saber. Pudo ser una filtración de alguien del museo, un hackeo a los servidores de la institución o de la empresa, un empleado descontento… Las posibilidades son amplias.

El caso es que los dos activistas virtualizadores acabaron por revelar que ellos no eran los verdaderos artífices del plan. Una tercera persona no identificada les había hecho llegar los materiales para el escaneo y les había pedido que le entregaran los datos para después devolverles el archivo ya procesado que todos conocemos. Si Jan Nikolai Nelles y Nora Al-Badri conocían la estafa o realmente fueron tan engañados como todos los demás, no lo sabemos.

En definitiva, en lugar de contar la estupenda historia de una liberación heroica, hemos tenido que contar la historia del robo del trabajo de TrigonArt. Más allá de si el escaneo debería haber sido publicado por el museo -pienso que mi posición en este tema está clara-, el hecho de que esta pieza haya sido liberada al mundo a través de una estafa, un engaño y un robo, me hace mirar a la Nefertiti impresa en 3D que reposa sobre mi estantería de otra forma. ¿Y a ti?

Néstor F. Marqués

 

*La información de este artículo está basada en aquella que Cosmo Wenman publicó en 2016, échale un vistazo (en inglés)

2017-12-18T09:42:46+00:00

2 Comentarios

  1. Marcos Rivadeneira 18 diciembre, 2017 at 11:33 am - Reply

    Muy interesante. Parece obvio pensar que el Museo es el responsable de la filtración de la información y que todo el montaje no fue más que publicidad para la pieza.

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    • Néstor F. Marqués 18 diciembre, 2017 at 11:37 am - Reply

      No creo que sea tan obvio, puesto que la escenificación que se hizo cargaba contra el museo de forma negativa. Si lo hubieran escenificado ellos habrían suavizado o eliminado completamente una crítica tan dura… Además, siempre hablando desde su punto de vista, este movimiento no beneficiaría al museo. La pieza es tremendamente conocida y algo así puede destruir totalmente el gran negocio de venta de réplicas -¿quién va a comprar una réplica pudiendo tenerla mucho más barata o incluso gratis impresa en 3D?-.

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