Como profesional de la virtualización del patrimonio, puedo comprobar que las colecciones virtuales de los museos están comenzando a ser cada vez más populares, en parte gracias a Sketchfab y su interés por el patrimonio cultural. Actualmente existen más de 500 instituciones culturales en Sketchfab, de hecho, he colaborado a la hora de introducir a algunas de ellas. Pero, ¿Qué ocurre cuando mezclamos museos reales y colecciones virtuales? Vamos a descubrirlo.
Los museos vistos desde una perspectiva tradicional siempre han sido espacios para la contemplación y la admiración visual de los objetos. Hasta el siglo XX, de hecho, los museos han sido poco más que grandes almacenes en los que mostrar grandes acumulaciones de objetos que pertenecen a ciertas culturas o artistas.
Desde el siglo pasado, afortunadamente, el concepto ha cambiado mucho, dejando atrás la sensación de salas llenas de horror vacui y empezando a concebirse como lugares de educación, cultura y conocimiento. Más importante aún, los museos han abierto sus puertas a todos, no sólo a los eruditos y estudiosos. La cultura es un derecho universal y el acceso a ella debe ser una parte fundamental de la filosofía de los museos.
En los últimos tiempos, la tecnología se ha demostrado cada vez más importante en el mundo de los museos y del patrimonio, afectando de manera positiva al hacerles ver nuevas perspectivas y maneras de llegar a la gente y hacer más fácil que nunca la aceptación de la cultura y el patrimonio para el público en general.
La tecnología aplicada a los museos ha cambiado incluso el concepto básico de estas instituciones donde el lema era ver y ahora cada vez más podemos ver ejemplos donde este «ver» es sustituido por «vivir». Las experiencias vividas en las instituciones culturales tienen un impacto muy positivo en la forma en que la gente ve su propio pasado y cultura. El aprendizaje experiencial es la clave para obtener los mejores resultados en la valoración general de los museos y el patrimonio cultural.
He aquí un ejemplo de este tipo de conceptualización aplicada a un escenario real: la exposición «Carlos III y la difusión de la Antigüedad» celebrada en Nápoles, Madrid y Ciudad de México de diciembre de 2016 a Marzo de 2017, en la que participé aportando el enfoque tecnológico.
Esta exposición se centra en contar la historia del rey Carlos de Nápoles en el siglo XVIII. El que años después se convertiría en rey de España, inició las primeras excavaciones de los restos de las antiguas ciudades de Pompeya y Herculano -y otras- que habían sido prácticamente olvidadas hasta el momento. Las estatuas de mármol y bronce, extraídas de la roca volcánica solidificada en la erupción del Vesubio en el año 79 dC, fueron usadas para decorar el nuevo palacio del rey en Portici y finalmente -cuando el palacio estuvo lleno- para crear un museo -a la antigua usanza que comentábamos antes-.
Cuando Carlos tuvo que regresar a España para convertirse en rey en 1759, ordenó hacer copias en yeso de todas las estatuas que habían descubierto para colocarlas en su palacio en Madrid. En última instancia, los moldes terminaron en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde sirvieron para enseñar artes plásticas a los estudiantes. Otras copias fueron enviadas a México para servir a los mismos fines.
Hoy en día, la colección original de estatuas de mármol y bronce romano se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Napoli (MANN) y los moldes de yeso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en la Antigua Academia de Bellas Artes de San Carlos. La premisa de las exposiciones fue mostrar todas las piezas -originales y yesos- sin moverlos de sus lugares originales. Así, fue necesario crear modelos 3D de todas las piezas para tenerlas física o virtualmente en exhibición.
El resultado, fue la muestra de cada una de las piezas con su correspondiente modelo 3D alojado en Sketchfab -mostrado en tabletas cedidas por la empresa tecnológica española bq– para que los visitantes pudieran interactuar con ellas. Esta es sin duda la mejor forma de mostrar las piezas, reales o virtuales, de una exposición. «Ver» deja paso a «vivir» y «sentir».
Por supuesto, todas estas piezas están disponibles en 3D en Sketchfab -sobre estas líneas puedes ver algunas de las piezas dee la exposición que yo mismo virtualicé. Esta es también una nueva forma de vivir una nueva experiencia en un museo. Y si no puedes ir físicamente al museo, al menos deberías poder acceder y explorarlo, al menos en parte, desde donde quieras. Nunca ha sido tan fácil como ahora gracias a la evolución de las técnicas tanto de virtualización como de visualización 3D. Además, los académicos e investigadores de todo el mundo pueden beneficiarse también de la documentación 3D disponible en línea para sus estudios, con una técnica que no sólo favorece la difusión cultural, sino también la documentación y el estudio.
Pero la tecnología aplicada al patrimonio puede ir mucho más lejos. Pronto podrás leer la segunda parte de este artículo en el que hablaremos de otras tecnologías como la impresión 3D o la realidad virtual.
Néstor F. Marqués
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